Imagínate que un ser querido es diagnosticado con muerte cerebral. Esto, sin duda, sería bastante difícil para cualquier persona y es que, por lo general, este tipo de acontecimientos ocurren de manera totalmente inesperada.
Las causas más comunes de la muerte cerebral son por accidentes en los que ocurre un trauma en la cabeza, también puede suceder por heridas de bala, hemorragias en el cerebro, ahogo y otros eventos repentinos que lo hacen aún más difícil de aceptar por los familiares.
Sin embargo, ante una muerte cerebral, existe la opción de dar vida a alguien más a través de la donación y trasplante de órganos, y para ello, existen criterios internacionales muy específicos para el diagnóstico definitivo de la muerte cerebral.
Por definición, la muerte cerebral o muerte encefálica, es el “cese irreversible de todas las funciones instrínsecamente neurológicas del cerebro, cerebelo y del tronco del encéfalo”, esto significa la pérdida permanente de toda actividad cerebral.
Como consecuencia, el paciente pierde la capacidad de respirar, pierde toda consciencia y pensamiento, no responde a ningún estímulo y ningún tratamiento puede ayudar, ya que nada puede mantener a los otros órganos del cuerpo funcionando de manera indefinida.
Cuando una persona tiene muerte cerebral, ni la sangre, ni el oxígeno fluyen a su cerebro y aunque órganos como el corazón y el hígado pueden continuar recibiendo oxígeno a través de un ventilador médico por algunas horas o días, el daño al cerebro es irreversible y jamás va a regresar a sus funciones normales.
La Academia Estadounidense de Neurología (AAN) establece un criterio de diagnóstico mediante pruebas físicas para confirmar la muerte cerebral, por ejemplo, la pérdida absoluta de conciencia y de respiración, la ausencia de respuesta al dolor y mediante pruebas oculares en las que no hay reacción a la luz.
También, se pueden realizar pruebas adicionales como un electroencefalograma para confirmar la ausencia de ondas cerebrales e incluso, se pueden emplear pruebas de imagen que detectan la ausencia de flujo de sangre al cerebro.
Una vez confirmado el diagnóstico, es en estas circunstancias cuando llega el momento en el que los familiares deberán tomar decisiones como donar los órganos del paciente y si este tema se platicó en vida, resultará más sencillo comunicar la decisión al equipo médico.
Para poder llevarse a cabo la donación y trasplante de órganos, deben darse una serie de circunstancias que representan un desafío en términos, no solo físico desde el punto de vista médico, sino también emocionales.
Todas las personas involucradas requieren orientación y apoyo para enfrentar este momento en el que deben tomarse decisiones en poco tiempo.
El equipo humano encargado de brindar atención emocional a los familiares de los pacientes con muerte cerebral, debe acompañar y resolver todas las dudas que existan en la procuración del órgano.
La entrevista con la familia del donante debe ser realizada con gran respeto por el momento que están atravesando. Un experto en apoyo emocional podrá resolver todas las dudas que los familiares de un posible donador tengan y actuar de la mano de los médicos a cargo, para apegarse a los criterios que deben seguirse en estos casos.
Si bien no es posible forzar la donación de órganos en ningún caso, es bueno tener presente que actualmente la ciencia médica permite, gracias a procedimientos de donación y trasplante, que muchas personas que requieren un órgano, tengan una segunda oportunidad de vida.
Recuerda que, en circunstancias dolorosas e inesperadas como el diagnóstico de muerte cerebral, podemos ser esperanza de vida para otro ser humano.
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Cirugía de Trasplantes y Hepatobiliar
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