¿Cuándo fue la última vez que viste el cielo azul? Si vives en alguna ciudad, probablemente ya te habrás acostumbrado a ver una capa de contaminación y esto no es bueno para tu salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es reconocida como un factor de riesgo a nivel mundial para el desarrollo de enfermedades.
Aunque afecta principalmente nuestro sistema respiratorio, todo nuestro organismo está en riesgo de padecer consecuencias graves a causa de la contaminación.
En este artículo te explicamos cómo nos afecta y cómo disminuye nuestra calidad y esperanza de vida.
La contaminación atmosférica está compuesta por una mezcla de gases y partículas, y las dos más conocidas son el material particulado y el ozono a nivel del suelo.
Entre más pequeñas sean las partículas, más fácilmente penetrarán en nuestro sistema y su impacto en nuestra salud será aún mayor.
Según la OMS, la contaminación del aire es tan peligrosa que, a nivel mundial, es el quinto factor de riesgo ambiental que más impacta la mortalidad.
Tanto así que, la contaminación del aire se clasifica como un factor que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer, es decir, es carcinógena.
Se estima que, si no se toman medidas al respecto, en 2060 la contaminación atmosférica causará de 6 a 9 millones de muertes al año.
Aunque tradicionalmente se piensa que la contaminación del aire sólo afecta nuestro sistema respiratorio, ahora se sabe que tiene impacto en el sistema cardiovascular, nervioso y reproductivo.
Su impacto puede verse tanto a corto plazo como a largo plazo, por ejemplo, a corto plazo los efectos son temporales y varían desde irritación de los ojos, nariz, garganta y piel, hasta dolor de cabeza, náuseas y mareo, tos y dificultad para respirar.
A largo plazo, aumenta el riesgo de cáncer, puede empeorar el asma, provocar neumonía y bronquitis, y aumentar el riesgo de desarrollar Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
En el sistema cardiovascular, la contaminación atmosférica está asociada con un aumento del bloqueo de arterias, hipertensión, derrames cerebrales, infartos cardíacos e insuficiencia cardiaca.
En general, un aire contaminado significa mayor exposición a estrés oxidativo que afecta todas las células de nuestro cuerpo.
También, afecta nuestra salud mental y se asocia con la depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales.
Aunque todavía se está haciendo mucha investigación sobre el impacto de la contaminación atmosférica en nuestra salud, lo más probable es que su efecto sea inclusive mayor y de formas que aún no descubrimos.
Es importante recalcar que no todas las personas se ven afectadas al mismo grado, existen poblaciones que tienen mayor riesgo de ser afectados gravemente por la contaminación atmosférica como personas con enfermedades respiratorias o los adultos mayores.
Existen medidas que se pueden tomar para limitar el daño que nos ocasiona la contaminación atmosférica, por ejemplo, limitar nuestro tiempo a la intemperie y cerrar ventanas.
Esto no supone dejar de hacer actividad física, sino que, de ser posible, evitar realizarla al exterior, sobre todo si se trata de una persona con mayor riesgo.
Cuando no es posible quedarse en casa, el uso de cubrebocas puede ayudar a filtrar el aire que respiramos, siendo las mascarillas N95 y las quirúrgicas, las que más protección confieren.
En Nuevo León la situación es alarmante, puesto que desde 2020 y hasta 2022, el número de alertas ambientales han ido aumentando, de hecho, en lo que va de 2023, se han activado cuatro alertas ambientales.
Además, el 71% de los días del 2022, la mala calidad del aire sobrepasó lo indicado por las normas oficiales mexicanas.
En resumen, la contaminación del aire es un problema que afecta fuertemente nuestra salud. Si bien este breve artículo se centró en las consecuencias en nuestro cuerpo, es importante mencionar que tiene impactos económicos y más importante aún, ambientales.
En todos recae el que trabajemos dentro nuestras posibilidades para reducir la contaminación atmosférica, ya que afecta a todas las personas sin importar edad, sexo, o rango socioeconómico.
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