En el 2010, Eugenio Zermeño Guajardo padecía insuficiencia renal y debía someterse a hemodiálisis constantes, por lo que no tenía esperanza de llevar una vida larga y de calidad.
Por la edad de Don Eugenio, quien en ese entonces tenía 78 años, no figuraba en la lista nacional de receptores con prioridad para recibir un riñón.
Después de dos años de hemodiálisis, durante los cuales se fue deteriorando su salud, su hija Ana Laura Zermeño decidió intervenir con ayuda del médico tratante, el Dr. Alejandro Valdés Cepeda, nefrólogo del Centro de Trasplantes Multiorgánicos del Hospital San José, para convertirse en su donadora.
Después del exitoso trasplante, el Dr. Valdés le comentó que, al momento de la operación, su riñón había tenido ya el 95% de afectación. Ese fue el comienzo de una nueva vida para Don Eugenio, quien ahora está a punto de cumplir noventa años y asegura gozar de mejor salud que nunca.
“Después del trasplante fue otra vida para mí, he seguido todas las instrucciones que me han dado y agradezco de todo corazón, no tengo con qué pagarle a mi hija”, comenta.
Tienen mejor salud que nunca
Contrario a la creencia de muchos, los donadores de riñón pueden seguir teniendo una vida sana. De acuerdo con la hija de Don Eugenio, quien asegura que su salud está “al cien por ciento”, ni ella ni su papá han tenido alguna complicación y acuden al doctor pocas veces al año para revisiones.
“La verdad es que esos miedos son equivocados porque yo siento que los diez años y siete meses desde el trasplante, son los años más sanos que hemos tenido mi papá y yo”, expresa. “Como donadora es maravilloso ver cómo el receptor vuelve a renacer y disfruta su vida a cada instante”.
El ver a su papá fuera del hospital y de una máquina de hemodiálisis, libre de dolor y malestares ha valido la pena para Ana Laura y lo considera su mayor recompensa: “La verdad es que, si tuviera cinco riñones, cuatro donaría”.
Por su parte, el Dr. Alejandro Valdés, quien realizó el trasplante de Don Eugenio, comparte la satisfacción de ver a su paciente viviendo una vida plena. “Tengo pacientes que tienen treinta o cuarenta años al ser trasplantados, lo cual es una satisfacción muy grande, pero trasplantar a un paciente de ochenta años es muy raro en el mundo,” explica.
“Puede ser que no exista un paciente de esa edad trasplantado de riñón en las condiciones en que está el licenciado Zermeño. En febrero de este año me invitó a celebrar los primeros diez años teniendo una función renal perfecta. Espero que me invite a celebrar sus veinte años de trasplante si estoy vivo”, agregó.
Desean una mayor cultura de la donación
El Centro Estatal de Donaciones y Trasplantes de Nuevo León reporta actualmente que, en el estado, 1,000 personas están a la espera de un riñón, 200 una córnea, 40 un hígado y de 3 a 4 personas un corazón o pulmón.
Tanto Don Eugenio como su hija reconocen la importancia del acto de la donación y el salvar vidas. Por eso, invitan a las personas a informarse más a fondo sobre lo que implica ser donantes y la gratificación que esto puede traer a sus vidas.
“Yo sé que hay muchos mitos y muchas voces que te malinforman, pero, para el grado de importancia que tiene, realmente es algo sencillo para el donador”, comparte Ana Laura a casi once años de vivir con un solo riñón. “Es una recuperación muy rápida y un sentirte muy bien y muy sano”.
Desde su experiencia como donadora, Ana Laura busca que se promueva la cultura de la donación en Nuevo León. “Hacen mucha falta órganos, no es posible que dejemos morir a personas cuando nosotros los podemos ayudar a salir adelante”.
Por su parte, Don Eugenio, quien expresa su gran agradecimiento a su hija y al Dr. Alejandro Valdés por una segunda oportunidad de vida, cree que la donación se trata de una cuestión de educación, ya que, si las personas entendieran lo que implica, se podría salvar la vida de más personas.
“El agradecimiento de estos diez años a mi hija y al doctor es infinito, sobre todo el haber caído en tan buenas manos ahí en el Hospital San José”, asegura. “Yo lo que aconsejaría sería que la gente supiera que ser donante es una bendición y un enorme orgullo para ellos también”.
¿Te gustaría ser donador?
En este mes de la concientización para la donación y trasplantes, se reconoce como un acto de altruismo y solidaridad que mejora la calidad de vida de muchos pacientes. Si te interesa convertirte en donador, es importante comentarlo primero con tu familia, ya que ellos son quienes toman la decisión final.