Publicado: Nov 20, 2024 11:48:17 AM
Iniciaremos este escrito con el cuento que se presenta a continuación:
Esta es la historia de cuatro personas llamadas: Todos, Alguien, Ninguno y Cualquiera.
Había que hacer una tarea y Todos pensó que Alguien la haría; Alguien pensó que era tarea de Todos, pero que Cualquiera podría hacerla, sin embargo, Ninguno la hizo.
Moraleja: Ninguno hizo lo que Alguien o Cualquiera podrían haber hecho y Todos están pagando las consecuencias.
El significado implícito en el juego de palabras que nos presenta la historia, nos sirve como punto de partida para esta reflexión.
Empecemos por considerar que la tarea no realizada tiene que ver con el incumplimiento de valores éticos elementales como la justicia, la paz, la solidaridad y en general, con la dignidad de la persona y el respeto a sus derechos fundamentales. Las consecuencias las podemos constatar cuando vemos un mundo cada vez más desigual, más violento, más indiferente ante el sufrimiento y la vulnerabilidad del otro; un mundo en el cual prevalece el individualismo y el desinterés ante cualquier problema que no nos afecte de manera directa.
Tampoco buscamos contribuir o involucrarnos para resolver aquello que aqueja a nuestra comunidad, porque pensamos que no nos corresponde a nosotros hacerlo. Es por esta apatía de muchos que los problemas se agudizan y como dice la historia, todos pagamos las consecuencias.
Habría que agregar que las consecuencias no todos las pagamos de igual manera, pues la desigualdad hace que los privilegiados queden exentos, mientras a los más desafortunados pagan aún más. Esto lo podemos observar en todos los ámbitos, y mencionamos como ejemplo, la escasez de agua. Los que tienen mayores ventajas, tienen capacidad para almacenarla, incluso construyendo una cisterna, mientras los más vulnerables terminan siendo mayormente afectados por la escasez del recurso.
Por otra parte, el poder que tienen los poderosos -valga la redundancia- para hacer presión ante las autoridades, no es el mismo poder de quienes están en posición de desventaja, de manera que la desigualdad crece.
Ante este estado de cosas, es bueno detenerse a considerar una propuesta de la ética que nos invita a actuar más allá de lo que podríamos considerar que es nuestra responsabilidad directa, porque si una persona no es el causante directo de una problemática, ¿por qué tendría que hacerse cargo de resolverla?
De una ponencia sobre el análisis de la pobreza en México, misma que además de presentar datos, identificar factores causales, proponer alternativas para disminuirla, etcétera, los autores invitaban a sumar esfuerzos en las iniciativas ciudadanas y en los programas enfocados a disminuirla. Dicha presentación, concluía con una frase contundente que, palabras más o palabras menos, decía lo siguiente: “Mientras sigamos pensando que la pobreza es un problema sólo de los pobres y no un problema social que nos compete a todos, la pobreza seguirá existiendo; y posiblemente agravándose”.
Entonces, cuando nos preguntamos, ¿Por qué YO debería hacerme responsable de aportar soluciones para algo que YO no causé? La respuesta la podemos encontrar en el valor de la fraternidad, misma que se menciona como deber en el preámbulo de la Carta de Derechos Humanos, así como también en la responsividad ética, que es la propuesta teórica que se explica enseguida.
Llamamos responsividad ética a un enfoque fundamentado en la propuesta teórica del filósofo Emmanuel Lévinas. La nombramos responsividad para distinguirla del concepto de responsabilidad como comúnmente lo entendemos. Porque pensamos que sólo somos responsables de remediar los daños que uno mismo ha provocado, o de cumplir sólo las funciones especificadas en la descripción de puesto para nuestras tareas, o de atender sólo a las personas que nos corresponde atender y sólo en el horario determinado. Solemos pensar que, si yo no causé directamente un problema o una carencia, no tengo por qué ocuparme de su solución.
La responsividad ética invita a ir un poco más allá de esa responsabilidad limitada por el “sólo” para añadir aquello que Ninguno está haciendo. Responsividad ética es lo que se encuentra detrás de las iniciativas que tienen que ver con hacerse cargo de las tareas pendientes; es lo que caracteriza a las personas que suelen tomarse el tiempo para hacer algo, por mínimo que parezca, para resolver situaciones que afectan a los demás. Se trata, en breve, de interesarnos y de sentirnos responsables del otro y por el otro.
Lévinas fue un filósofo judío que nació en Lituania en 1906 y murió en París en 1995. Vivió las dos guerras mundiales y fue un pensador muy controvertido en su época. Lévinas era criticado entre los filósofos europeos, porque consideraban que su pensamiento estaba impregnado de la tradición hebrea, en otras palabras, lo rechazaban por ser judío. Por otra parte, la comunidad judía no aprobaba del todo que sus ideas estuvieran tan “laicizadas” y que no recurriera de manera más contundente al pensamiento -religioso/judío- en sus propuestas. En otras palabras, lo rechazaban por ser filósofo.
Nace en Lituania,1906. Muere en París, 1995.
Pero retomando el tema que nos ocupa, lo importante es destacar que Lévinas nos invita a poner en segundo plano ese YO mayúsculo del individualismo contemporáneo, para considerar al OTRO, al TÚ, como el fundamento de la obligación ética.
La ética levinasiana de un giro al pensamiento, afirmando que el Tú, es el que tiene la primacía frente al Yo, porque es el Otro, ese Tú vulnerable, el que posibilita la humanización del Yo. En otras palabras, es estando al servicio del Otro que nos constituimos como humanos.
La teoría ética de Lévinas nos invita a ser más que responsables, responsivos, al hacernos cargo de lo que requiere/demanda/exige el Otro desde su vulnerabilidad.
En esta perspectiva de la ética no tiene ninguna cabida el desinterés por los demás. Es una exigencia ética el involucrarnos en las tareas pendientes de resolver, ya sea desde la actuación profesional, o desde la acción ciudadana. En síntesis: la responsividad implica ponernos al servicio del otro para encontrar el verdadero sentido de la ética y hacernos más humanos.
Para conocer más sobre Emmanuel Lévinas:
Lévinas, E. (1993) Diálogo sobre el pensar-en-otro. Entre nosotros. Ensayos para pensar-en-otro. Valencia: Pre-Textos.
https://es.scribd.com/document/99989731/Levinas-Dialogo-sobre-pensar-en-el-otro-En-Entre-nosotros-ensayos-para-pensar-en-otro
Emmanuel Lévinas: A Brief Introduction. (7:39 minutos)
https://www.youtube.com/watch?v=QiCAb6jix_o&t=4s
Susana Patiño González
Doctora en Estudios Humanísticos con especialidad en Ética.