Cardiopatías en niños: detección oportuna y tratamiento

Las cardiopatías congénitas son padecimientos que afectan la estructura y funcionamiento del corazón de los niños. Aquí te contamos todo sobre la detección oportuna de las cardiopatías congénitas y los diferentes tipos de tratamientos que existen.

 

Hablar de enfermedades del corazón puede ser difícil por la complejidad que tienen y el desafío que representa para las personas y familiares que lo padecen. Cuando hablamos de cardiopatías en niños, esto se vuelve aún más difícil, pero es muy importante conocer del tema para así preparar en diferentes sentidos a la familia y al bebé y que la atención sea oportuna.

Las cardiopatías congénitas son padecimientos que afectan la estructura o funcionamiento del corazón de los niños. A una cardiopatía congénita se le pone el “apellido” de congénito porque quiere decir que se tiene una malformación en la estructura del corazón al momento que se empieza a desarrollar, que es alrededor de la semana 4 a 6 del embarazo.

 

Causas de una cardiopatía congénita

Existe muchísima información con respecto a la causa de lo que provocan las malformaciones del corazón. Sin embargo, lo que muestran los estudios es que se trata de algo multifactorial, lo que quiere decir que pueden ser muchos factores lo que la provocan y no uno solo en particular.

Hoy en día gracias a la tecnología es posible detectar mucho antes de nacer y durante la vida de un niño un problema cardíaco que a lo mejor antes pasaba desapercibido porque no teníamos las herramientas de diagnóstico y la preparación.

Hay ocasiones en donde durante los chequeos del embarazo se puede sospechar si un bebé se está desarrollando con una cardiopatía: hasta un 50 por ciento de las veces se puede levantar la sospecha de una cardiopatía y la otra mitad van a pasar desapercibidos. Cuando se sospecha, se tiene que referir a una persona que sea experta en el análisis del corazón fetal.

 

Manifestaciones y señales de alerta

Las manifestaciones de una enfermedad del corazón pueden ser muy variadas, desde la forma en cómo se presentan hasta en el momento en el que se presentan. Hay enfermedades que se llaman cardiopatías críticas, en donde el adjetivo de lo crítico habla de que se van a manifestar muy tempranamente en la vida del niño y que tienen el potencial de causarle un daño irreparable en su desarrollo y en su vida.

Esas cardiopatías críticas generalmente se manifiestan en los primeros días o meses de vida y requieren un tratamiento urgente para salvaguardar la vida del paciente. El 25 por ciento de las cardiopatías se manifiestan de forma muy temprana por ser críticas.

Son muchos los momentos en donde se puede manifestar una cardiopatía, desde antes de nacer o cuando están un poco más grandes. Los síntomas de enfermedad cardíaca en niños pueden ser:

  • Fatiga o cansancio
  • Rechazo al alimento
  • Sudoración al alimentarse
  • Cambios en su coloración como palidez o que se pongan moraditos
  • Respiración agitada
  • Irritabilidad inconsolable

 

¿Se pueden prevenir las cardiopatías congénitas?

No hay a ciencia cierta algo que explique la presencia de cardiopatías en los niños. Algunas condiciones durante el embarazo, como exposición a radiación, a ciertos medicamentos, o ciertas infecciones, pueden alterar la estructura del corazón, pero incluso en embarazos normales pueden darse estos padecimientos.

Como parte de prevención, se recomienda que a todos los niños que nacen y que aparentemente estén completamente saludables, se les realice un tamizaje neonatal cardíaco. Con este estudio se analiza en cuánto está la saturación de oxígeno en la sangre del bebé a través de una prueba que se pone en la mano y el pie. Si muestra alguna discrepancia, se hace una valoración cardiovascular completa para descartar que el bebé tenga un problema cardíaco que no está siendo manifestado en ese momento.

 

La sobrevivencia de niños con cardiopatías es ahora mucho más alta

Muchas veces, los niños con cardiopatías congénitas llevan una vida normal, por lo que un diagnóstico que requiera de cirugía puede impactar a los padres o causar negación: ¿si yo veo a mi niño bien, por qué lo tengo que operar?

Aunque siempre se buscan tratamientos que sean lo menos invasivos posible, hay ocasiones donde hay más beneficios que riesgos de operar a un niño,ya que, de otra forma, la enfermedad se podría complicar a la larga. Es importante que la familia del paciente confíe en el equipo médico con el que se está trabajando.

Afortunadamente, no todas las cardiopatías requieren cirugías de corazón abierto. La tecnología y la medicina han avanzado tanto que se pueden hacer otros tratamientos menos invasivos que son igual de beneficiosos, como lo es el cateterismo cardiaco, que implica hacer tratamientos dentro del corazón por medio de unas vainas que entran por la pierna.

Sin embargo, no hay reglas o decisiones iguales para dos niños diferentes con la misma cardiopatía, por lo que cada caso se debe individualizar. En ese proceso encontramos que hay niños que requerirán varios procedimientos a lo largo de su vida.

Por ejemplo, hay quienes nacen con solo la mitad de su corazón funcionando y a ellos hay que ayudarles a que esa mitad se mantenga funcionando fuerte y por mucho tiempo. Para ello se realizan cirugías paliativas que no son curativas y que le ayudan a mejorar su capacidad funcional y su vida. Estas se hacen en etapas: la primera puede ser al momento de nacer, la segunda a los seis u ocho meses y la tercera etapa antes de los dos años.

Antes, todas las cardiopatías tenían una alta mortalidad y los niños no llegaban a la etapa adulta. Con el tiempo esto se ha ido revirtiendo, y hoy en día hay una sobrevivencia arriba del 85% de los niños con cardiopatías congénitas.

Es importante recordar que los papás de bebés con cardiopatía no deben sentirse responsables de que presente este padecimiento. Afortunadamente existen múltiples opciones de tratamiento, e incluso en el caso de cardiopatías complejas, existen alternativas para llevar al paciente lo más cercano a una vida normal, y buscar en todo momento bienestar y calidad de vida para el niño y su familia.

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