¡Me duele la ciática! ¿Qué hago?

Muchos hemos escuchado en más de una ocasión a alguien decir: “¡Ay! Me duele la ciática”, acto seguido, se encorva un poco y apoya ambas manos sobre la espalda baja, sin embargo, ¿sabemos en realidad todo lo que conlleva el dolor de nervio ciático?

Podemos comenzar por aclarar que no se trata de una enfermedad particular, sino un término coloquial que se usa para indicar el malestar que surge cuando distintas raíces nerviosas de la columna se comprimen, irritan o inflaman.

El verdadero dolor de ciática comienza como un pellizco o inflamación en dicho nervio, causando dolor en la pierna y otros síntomas como entumecimiento, hormigueo y debilidad muscular, en la mayoría de los casos el malestar se extiende hasta la rodilla.

Si el nervio ciático sufrió una compresión, también habrá problemas para flexionar las rodillas, juntar los muslos, apuntar con el pie y mover los dedos de los pies hacía arriba y/o abajo.

El nervio ciático es el más largo y grande del cuerpo, llegando a tener un diámetro hasta de tres cuartos de pulgada, más o menos el mismo grosor del dedo pulgar, por lo que al contraerse el dolor es bastante intenso.

Es importante aclarar que no todos los malestares que provienen de la espalda baja son por la ciática, ya que problemas articulares o musculares también tienen síntomas similares.

 

¿Cómo saber si mi nervio ciático está dañado?

Para obtener un diagnóstico correcto, tendrás que asistir al médico y ser lo más honesto y descriptivo posible con los síntomas; luego de una exploración física, tendrá una impresión más precisa acerca de las posturas que detonan el dolor.

Se harán otras pruebas de reflejos, fuerza muscular y sensibilidad. Por lo general, se pide al paciente que se acueste boca arriba y levante pausadamente una de sus piernas, esto es con la intención de estirar el nervio ciático y se le denomina prueba de elevación directa de pierna.

 

¿Cuáles son los factores de riesgo?

La edad es el factor de riesgo principal, ya que los cambios en la columna como hernias de disco y espolones óseos son la causa más común. También, ser diabético es un factor de riesgo porque el azúcar en la sangre aumenta la probabilidad de lesión nerviosa.

Otros agravantes son el aumento de peso por obesidad y algunas profesiones que obliguen a permanecer sentado por periodos largos de tiempo o cargar materiales pesados.

 

¿En qué consiste el tratamiento?

Luego de asistir con un profesional, se determinará la gravedad de la lesión. Puede ser leve, moderada o grave, y con base en ello, se establecerá el tratamiento. En algunos casos, se puede resolver sin necesidad de tratamientos quirúrgicos.

La mayoría de los pacientes mejoran con el tiempo gracias a medicamentos y fisioterapia en donde aprenden estiramientos especiales para la ciática y posturas, esto sucede en un período de cuatro a seis semanas.

Si con lo anterior no mejoran los síntomas, el médico podría indicar otras medidas para contrarrestar el dolor agudo con esteroides orales o epidurales y bloquear la raíz nerviosa.  

Cuando el paciente muestra debilidad significativa en la pierna o sufre cambios relacionados a la vejiga o intestino, es un indicador que debe acudir con urgencia a recibir atención médica, ya que puede ser candidato a cirugía.

Una intervención quirúrgica se vuelve la mejor opción cuando la movilidad del paciente es limitada y su calidad de vida se ha visto profundamente afectada por el dolor que, en ocasiones, puede llegar a ser insoportable.

Si tu dolor de espalda es constante, te invitamos a visitar nuestra Clínica de Columna de TecSalud en donde contamos con un equipo médico de expertos que te evaluarán y brindarán atención apara recuperar tu bienestar. 

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