El trastorno bipolar es ampliamente conocido en la cultura popular o al menos se tiene una idea general de sus características, el problema es que siempre se trata de forma peyorativa.
De hecho, cuántas veces no hemos escuchado a alguien burlarse de los cambios de humor de otra persona aludiendo a la bipolaridad.
Sin embargo, ¿qué tanto de lo que conocemos acerca de esta enfermedad es cierto? En este artículo te platicamos de por qué no debe ser tomado a la ligera.
Posibles orígenes de la bipolaridad
Actualmente, alrededor de 1 a 2% de las personas en el mundo padece de trastorno bipolar y a la fecha de la publicación de este artículo, representa casi 80 millones de personas.
Si bien su origen no es del todo claro, se cree que puede estar fuertemente asociado con el aspecto genético.
Es decir, si tienes un familiar directo con diagnóstico de trastorno bipolar, es más probable que tú puedas presentarlo.
Otros factores que se han asociado con la bipolaridad, son los eventos traumáticos en la infancia y el estrés psicosocial, generalmente en la edad joven.
La presunción inicial que colectivamente tenemos al escuchar “bipolaridad”, es un cambio radical entre dos estados de ánimo (alegría y tristeza).
Estos cambios son repentinos y generalmente ocurren entre periodos de semanas a unos cuantos meses.
Las personas con trastorno bipolar, pueden tener momentos de gran felicidad, optimismo y exceso de confianza, interrumpidos por momentos depresivos, con notorio cansancio, apatía, e
ideación suicida.
Diagnóstico y tratamiento
Aunque quizá alguna vez hayamos catalogado a alguien como bipolar, lo cierto es que el diagnóstico sólo puede ser realizado por un profesional en psiquiatría.
Este especialista evaluará la presentación de los síntomas y se basará en criterios establecidos para realizar su diagnóstico.
Si bien este padecimiento no tiene cura, tampoco conlleva una completa discapacidad o gran
limitación si se es tratada efectivamente.
Existen distintos medicamentos que permiten prevenir la presentación de episodios de manía o depresión y mantener un estado de ánimo estable.
Dichos abordajes farmacológicos son administrados por un psiquiatra y permiten mejorar la calidad de vida de quienes sufren este problema mental.
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La bipolaridad no debe ser tratada con ligereza y tampoco debe ser objeto de burla, aunque sea broma entre amigos.
El trastorno bipolar es una enfermedad grave que no solo puede deteriorar la vida de quien la padece, sino también puede conducir al suicidio.
Recuerda que la mente humana es una analogía de los océanos de nuestro mundo al ser tan poco conocida.
Por suerte, cada vez nos abrimos más paso entre sus aguas, aprendiendo más sobre ella y al mismo tiempo, sobre nosotros mismos.