Publicado: Jan 15, 2025 4:13:47 PM
Imagina que tu sistema circulatorio es una vasta red de carreteras donde los vehículos son las células sanguíneas, y los conductores son pequeñas proteínas que guían el tráfico.
En un mundo ideal, todo fluye sin problemas, sin embotellamientos ni accidentes. Sin embargo, en ocasiones, ocurre un incidente inesperado: se forma un "atasco" en una de estas carreteras cruciales.
Este enemigo silencioso, conocido como trombosis, es similar a un enorme embotellamiento de tráfico que detiene el flujo vital de información y recursos a distintas partes del cuerpo.
En este artículo, exploraremos cómo se forman estos coágulos, los riesgos que representan y, lo más importante, cómo mantener nuestras autopistas internas despejadas y funcionando sin problemas.
¿Cómo se define?
La palabra "trombosis", o coloquialmente "coágulo", proviene del griego thrombōsis, que significa "coagulación".
La trombosis es un proceso fisiológico que implica la formación de un coágulo de sangre dentro de un vaso sanguíneo, ya sea una arteria o una vena.
Este fenómeno puede ocurrir en diversas partes del cuerpo y tiene el potencial de causar complicaciones serias.
Esta condición puede desarrollarse de forma subclínica o manifestarse agudamente con síntomas como dolor y edema (hinchazón) en una extremidad.
En casos más graves, un coágulo puede desprenderse y desplazarse hacia los pulmones, causando una embolia pulmonar, una condición potencialmente mortal.
Es por eso que, la detección temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para prevenir complicaciones graves.
¿Cuáles son los principales riesgos?
Existen riesgos tanto inmediatos como a largo plazo relacionados con la trombosis venosa profunda.
Riesgos inmediatos:
Tromboembolismo pulmonar: Ocurre cuando el coágulo se desplaza hacia los pulmones, obstruyendo la circulación pulmonar y causando daño pulmonar. En algunos casos, puede ser fatal.
Flegmasía cerúlea: Es una complicación rara pero grave que sucede cuando la presión venosa aumenta significativamente debido a una trombosis masiva.
Obstruye el retorno venoso y compromete el sistema circulatorio, llegando incluso a causar gangrena. La mortalidad en estos casos es alta.
Riesgos a largo plazo:
Síndrome postrombótico e insuficiencia venosa: El coágulo puede dañar las válvulas venosas, lo que genera incompetencia valvular e hipertensión venosa. Esto puede resultar en hinchazón, dolor, pesadez, daño en la piel y úlceras varicosas.
¿Se puede prevenir?
La prevención de la trombosis es posible si se conocen los factores predisponentes. Comprender estos factores permite la implementación de estrategias efectivas para reducir el riesgo.
Las medidas preventivas son fáciles de seguir y muy efectivas, por lo que deberían ser tan importantes como tratar la enfermedad una vez que ya ha aparecido.
Algunas recomendaciones incluyen mantenerse bien hidratado, usar medias compresivas y evitar la inmovilidad prolongada.
Para quienes deben permanecer sentados por mucho tiempo, se recomienda realizar ejercicios de flexión y extensión de las piernas, así como levantarse y caminar brevemente cada cierto tiempo.
También es importante controlar otros factores de riesgo, como mantener un peso saludable, llevar una dieta equilibrada, no fumar y, en algunos casos, seguir tratamientos médicos preventivos bajo la supervisión de un profesional de la salud.
¿Cuáles son los factores predisponentes?
Existen otros factores predisponentes que pueden aumentar el riesgo de trombosis. Estos factores se dividen en dos grupos: generales y secundarios.
Factores generales:
- Edad > 50 años
- Obesidad
- Hipertensión arterial
- Tabaquismo
Factores secundarios:
Traumatismos: Las contusiones o fracturas pueden dañar el endotelio (la capa interna de los vasos sanguíneos), lo que activa la formación de coágulos como mecanismo de defensa para evitar el sangrado.
Uso de catéteres: La colocación prolongada de catéteres venosos, como en quimioterapia, alimentación parenteral o monitorización, puede ser una causa de trombosis.
Procedimientos quirúrgicos: Las cirugías ortopédicas y ginecológicas aumentan el riesgo, ya que pueden dañar las estructuras venosas cercanas durante el procedimiento.
Estasis sanguínea: La disminución del flujo venoso es un factor asociado. Esta condición se da con la inmovilidad prolongada, como al permanecer en cama por mucho tiempo o durante viajes largos.
También ocurre cuando una extremidad está inmovilizada debido a un esguince o fractura, o cuando ambas extremidades están inmovilizadas por lesiones neurológicas.
Compresión extrínseca: La compresión venosa externa, como en el embarazo o, con menor frecuencia, por tumores o masas pelvianas o retroperitoneales, puede causar trombosis debido a la obstrucción del flujo sanguíneo.
Cáncer: El cáncer predispone a la trombosis debido a un estado de hipercoagulabilidad, en el que el tumor libera sustancias procoagulantes.
Trastornos de la coagulación o trombofilia: El cuerpo mantiene la sangre en estado líquido mediante un equilibrio entre factores procoagulantes y anticoagulantes.
Este equilibrio puede alterarse por condiciones como el embarazo o el uso de anticonceptivos orales.
Además, el déficit de anticoagulantes naturales (como la antitrombina III, la proteína C y la proteína S) o el aumento de sustancias circulantes como los anticuerpos antifosfolípidos, pueden desregular este balance y aumentar el riesgo de trombosis.
¿Cómo se diagnostica?
El método de diagnóstico más eficiente y rentable para la trombosis venosa profunda es la ecografía venosa Doppler.
Este examen permite observar la ausencia o alteración del flujo sanguíneo normal debido a un material ecogénico no compresible dentro de la vena afectada.
La ecografía debe ser realizada por radiólogos o cirujanos vasculares entrenados en este tipo de estudios.
¿Cuáles son los tratamientos más comunes?
El tratamiento principal es la anticoagulación. El tratamiento anticoagulante oral debe mantenerse por lo menos entre 3 y 6 meses, dependiendo de la situación clínica de cada paciente.
Se ha demostrado que la recurrencia de la trombosis es considerablemente menor en aquellos que siguen este tratamiento durante 6 meses en comparación con quienes lo hacen por periodos más cortos.
En pacientes con trastornos de coagulación o trombofilia, la anticoagulación puede ser más prolongada e incluso indefinida, especialmente si ha habido recurrencia.
La trombosis en venas proximales (ilíacas o femorales) conlleva un mayor riesgo de complicaciones graves y puede tratarse con técnicas endovasculares avanzadas para reducir la carga trombótica y el riesgo de síndrome postrombótico.
La trombosis, con sus riesgos y complicaciones graves, subraya la importancia de la prevención y el tratamiento temprano.
A medida que avanza la tecnología médica, tratamientos como los métodos endovasculares ofrecen esperanza para reducir los impactos a largo plazo y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La conciencia y la intervención temprana son claves para enfrentar este desafío de salud.
Dr. Mauricio González Urquijo
El doctor Mauricio González Urquijo es médico por la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tec de Monterrey. Realizó la especialidad en Cirugía General en el programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la misma Institución, en colaboración con la Secretaría de Salud del estado de Nuevo León. Además, se especializó en laparoscopia avanzada en el Texas Endosurgery Institute.
Recientemente, culminó su doctorado en Ciencias Clínicas en el Tec de Monterrey y la subespecialización en Cirugía Vascular y Endovascular en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El doctor Mauricio ha sido reconocido por su contribución científica, obteniendo el premio al reconocimiento científico en la graduación de especialidades médicas en 2021. Desde entonces, ha trabajado como Profesor Clínico de TecSalud.
Su producción académica incluye la autoría de más de 90 artículos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales, y ha participado como ponente y asistente en más de 30 congresos tanto nacionales como internacionales. Además, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt, Nivel 1.
El doctor es miembro del Instituto de Cardiología y Medicina Vascular del Hospital Zambrano Hellion en donde realiza su práctica como cirujano vascular y endovascular, docente e investigador.