Al hablar de salud y bienestar, muchas veces escuchamos la palabra inflamación, pero ¿qué es la inflamación? ¿A qué se refiere esto? ¿Por qué representa un problema?
Por definición, la inflamación es una respuesta protectora de nuestro organismo ante distintos detonantes, ya sea internos o externos.
La inflamación en sí es una respuesta saludable y necesaria, entonces, ¿por qué tenemos la idea de que la inflamación significa enfermedad?
Posiblemente tenga que ver con que no tendemos a diferenciar entre una inflamación crónica y una aguda.
Inflamación aguda
La inflamación aguda es esa respuesta saludable y necesaria cuando nos exponemos a patógenos, infecciones o lesiones que requieren la intervención de nuestro sistema inmune.
Aquí la inflamación es crucial para protegernos de mayor daño, además de ayudarnos a comenzar el proceso de reparación.
Involucra a las células inmunes y hay una respuesta en los vasos sanguíneos con múltiples mediadores moleculares.
Pero, algo importante que la distingue es que es auto-limitada. Al terminar el estímulo la respuesta se apaga, por lo que es solo una respuesta aguda con un fin.
Claro, al entrar un nuevo patógeno, nuevamente comienza a responder, pero al final se auto-limita nuevamente.
Inflamación crónica
Por otro lado, la inflamación crónica es aquella que se prolonga sin aparente autolimitación y es indicación de desbalances en el cuerpo.
Por si sola puede ser un detonante hacia algunas disfunciones en el cuerpo, pero también puede ser una señal de que algo no está bien
Algunas razones por las que respondemos con inflamación crónica incluyen:
- Sensibilidades alimenticias que no eliminamos
- Exposición a dosis bajas de algún irritante como los tóxicos medioambientales
- Enfermedades autoinmunes o crónico degenerativas
- Estrés crónico
- Infecciones no identificadas
Es importante que revisemos la causa de esta inflamación y trabajemos en eliminarla para que baje y no perjudique más nuestro organismo.
Recomendaciones para disminuir la inflamación crónica
Ahora que sabes cuál es la diferencia entre la inflamación crónica y la aguda, puedes dejar de tenerle miedo cuando sucede en situaciones necesarias, pero también puedes ponerte a actuar para bajarla cuando es crónica.
Algunas recomendaciones para disminuir la inflamación crónica incluyen:
- Lleva una dieta antiinflamatoria libre de alimentos a los que eres sensible, intolerante o alérgico.
- Aprende a manejar el estrés y genera el hábito de hacer ejercicios de relajación para activar al sistema nervioso parasimpático.
- Haz actividad física de manera regular.
- Duerme al menos 7 horas en la noche, respetando tus horarios de rutina y evitando las interrupciones nocturnas.
Si tienes algún problema en alguna de estas áreas, acude a un profesional de la salud para que te apoye en tu camino hacia el bienestar.