Sueño, fatiga y long COVID

El COVID-19 no solo puede dejar secuelas en los pulmones, el corazón y otros órganos del cuerpo, sino también a nivel mental y emocional, afectando los hábitos del sueño y generando síntomas de fatiga crónica.

Aunque no se sabe con certeza por qué ocurren estos problemas, se cree que pueden estar relacionados a alteraciones en el sistema inmunitario o lesiones del sistema nervioso central.

Sin embargo, sentirse bien es esencial para tener una mejor calidad de vida y tanto el sueño de baja calidad, como la fatiga crónica, pueden ser perjudiciales en diferentes aspectos de nuestra salud física, mental y emocional.

Es por eso que, a continuación, te compartimos algunas recomendaciones para que, si padeciste COVID-19 y presentas alteraciones en tu ciclo de sueño, puedas crear una rutina que te ayude a descansar bien y reducir los síntomas de fatiga.

 

El long COVID y cómo afecta al sueño

Se conoce como long COVID a una serie de síntomas que aparecen hasta tres meses después de haberse contagiado de COVID-19. Estos síntomas suelen durar por lo menos dos meses y no están asociados a ningún otro diagnóstico médico.

Sus efectos más comunes están relacionados a falta de aire, cansancio y fatiga, dolores musculares, cambios en el ciclo de sueño, problemas de memoria y concentración, depresión o ansiedad.

De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las personas que se enferman por COVID-19 se recuperan por completo, pero del 10 al 20% experimentan algunos de los síntomas de long COVID.

Los síntomas de long COVID pueden alterar la capacidad de las personas para realizar actividades cotidianas, ya sea en el trabajo, en la casa o en la escuela, y dentro de los múltiples síntomas que se pueden experimentar con el long COVID, se encuentran las alteraciones del sueño.

El sueño es una función fisiológica restaurativa, ahí radica su importancia. A través del sueño, nuestro cuerpo reestablece funciones físicas y psicológicas.

El trastorno de sueño que más se ha identificado en personas que padecen long COVID, es el insomnio, que se refiere a la dificultad por conciliar el sueño o simplemente lograr un sueño de buena calidad.

El insomnio es una patología que no debe tomarse a la ligera, ya que afecta en gran medida la calidad de vida de las personas que lo padecen y puede conducir a la fatiga moderada o severa.

 

Fatiga crónica por long COVID

Sentir fatiga en ciertas situaciones es normal, por ejemplo, después de realizar actividades que requieran un alto rendimiento físico o mental y esta fatiga, usualmente desaparece con el descanso.

Sin embargo, las personas que padecen fatiga crónica no les alivia el descanso, incluso las alteraciones en el ciclo del sueño pueden incrementar la fatiga crónica.

Por otro lado, la fatiga crónica es uno de los síntomas más comunes que se ha presentado en las personas que han padecido COVID-19 y aunque aún no se conoce cuál es la causa de este síntoma, se cree que puede estar relacionada a un proceso inflamatorio del cerebro.

También, se cree que las alteraciones en el sistema inmunitario puede ser el causante de la fatiga, ya que una disfunción inmunitaria, puede desencadenar otros malestares en el cuerpo.

Lo cierto es que todos los síntomas que se manifiestan con el long COVID están estrechamente ligados entre sí, creando un ciclo que, poco a poco, va deteriorando la calidad de vida de quienes lo padecen.

 

Recomendaciones para un sueño saludable

Un sueño saludable requiere de siete a nueve horas ininterrumpidas de sueño profundo y al despertar, deberás sentirte descansado y energético.

La necesidad de dormir durante el día no es un buen indicador, ya que es consecuencia de que no se está durmiendo correctamente durante la noche. Lo ideal es guardar esos deseos de dormir hasta la noche, creando así una buena rutina de descanso.

Los expertos recomiendan crear rutinas saludables del sueño, es decir, no dormir durante el día, siempre irse a dormir a la misma hora, no desvelarse de forma voluntaria, evitar consumir café o alcohol por la tarde, alimentarse correctamente y hacer ejercicio.

Además, se pueden emplear algunas técnicas para dormir como la respiración 4-7-8 que consiste en inhalar por 4 segundos, mantener la respiración 7 segundos y exhalar durante 8 segundos.

El ciclo del sueño también puede verse afectado por el uso de estimulantes como bebidas energéticas, medicamentos y uso de aparatos digitales.

Si deseas más recomendaciones para formar hábitos de sueño saludable, no te pierdas este artículo:

Hábitos de sueño

 

Si crees padecer de long COVID, te invitamos a unirte a nuestro grupo de apoyo en donde conocerás a otras personas que están viviendo una situación similar a la tuya y juntos, contribuir para que te sientas mejor.

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